jueves, noviembre 18, 2004

Durante los primeros días de colegio de p, tuvimos la ocasión de observar a los niños durante sus minutos de recreo. Para todos ellos, el colegio era una experiencia nueva, pero pudimos comprobar las diferentes maneras en que cada uno de ellos la afrontaba.
En el patio del colegio distinguimos tres formas de comportamiento claramente diferentes:
1-Los que lloran desesperados llamando a su mamá y pidiendo volver a casa. Desde mi punto de vista, esta es la actitud más normal y con la que yo me identifico.
2-Los que juegan tranquilamente como si estuviesen en su casa. p es una de estas. Me parece algo inexplicable, ya que durante toda mi vida escolar odié el colegio. En cambio creo que a P le gustaba.
3-Los que se quedan quietos, en medio del patio, mirando al vacío sin hacer nada. Me pareció algo tan aterrador que no he podido quitármelo de la cabeza. Es realmente angustioso ver, cómo niños de poco más de tres años dibujan en su cara la incertidumbre y desesperación de no saber qué están haciendo ahí. Lo peor de todo es que treinta años después, probablemente, seguirán teniendo esa expresión...