domingo, julio 10, 2005

Se que no hace falta que lo diga porque se me nota en la sonrisa que no me cae de la cara, pero durante las próximas dos semanas estaré de vacaciones :)
Para celebrarlo, P y yo, sin niños, hemos salido a cenar. Y hemos ido al primer restaurante japonés que abre en la ciudad. Ya era hora. Nos hemos puesto en plan snob y hemos comentado que los camareros no eran japoneses (aunque alguno había), la mayoría eran chinos y españoles, que el arroz no era nishiki, sino arroz redondo español y que los dim sum (porque sorprendentemente la carta incluía esta delicia china de la que habla el elefante azul en uno de sus últimos posts) no eran todo lo finos y sutiles que deberían ser (conozco un restaurante chino en la ciudad, que entre toda su morralla de mil delicias, rollitos varios y cosas agridulces, prepara unos dim sum increibles, eso si, no los llevan a domicilio...)
De cualquier manera, fue una cena agradable. Los sushi, sashimi, maki y tataki, aunque no los prepararon a la vista del público, estaban bastante bien. De postre, intentaron colarnos un te de sabores barrocos, pero les obligamos a traernos un aburrido te verde.
En resumen. Volveremos, y sin tardar mucho. En provincias estamos ansiosos de cubrir ciertas carencias. Tras las cervezas y el gin tonic (de Bombay Sapphire, ojo), no tengo muchas ganas de dormir, así que escribo este post a una hora indecente, mientras me tomo un chupito de ron macerado en algo llamado mamajuana que me ha traido mi amigo S de la Republica Dominicana. Creo que se la ha olvidado decirme que se le debe echar miel...