martes, mayo 16, 2006

Anoche soñé con fractales.
Lo he recordado mientras leía mis feeds. He recordado que me sumergía en el conjunto Mandelbrot. Comencé sobrevolando una tosca representación del conjunto completo, para caer, eso sí con un rendering bastante deficiente, en la cúspide del cardioide principal. En esta ocasión, la representación había elegido unos bonitos tonos azules. Las paredes del conjunto, ahora magnificado hasta ocupar el tamaño de un pequeño país, me recuerdan las excrecencias coralinas de un mar olvidado por el hombre.

F

Hubo una época en la que me obsesionaron los fractales, pasaba las tardes programando un viejo (ya entonces) Amstrad para que cruzase la siguiente frontera de profundidad, llevando al máximo la capacidad de su pequeño procesador calculando decimales cada vez más cercanos al absurdo.

No creo que haya sido una patología demasiado grave. Otras veces el objeto de mi obsesión fueron el Buscaminas de Windows o el ajedrez. Tampoco recuerdo mi adolescencia como algo aburrido. Pero ahora me pregunto si este sueño tendrá un significado. Si así fuese, estoy convencido de que es demasiado inquietante como para tratar de averiguarlo.