lunes, enero 19, 2004

¡Dios mío!, era verdad.
Ha vuelto el "Un, dos, tres". El viernes pasado, haciendo zapping, vi unas imágenes del concurso que me trasladaron en el tiempo a cuando todavía no me habían salido granos. Una pareja de "amigos y residentes en Beirut" contestaban preguntas chorras para ganar "a veinticinco pesetas cada una" (¿Cuántos céntimos de euro son cinco duros?, ¿y si son cinco duros de 1982?)
Lamento no haber tenido fuerzas para seguir viendo el programa, pero sentí como que se me cerraban los poros. Cambié de canal antes de que apareciesen los restos de las hermanas Hurtado (después de que un policía con mala puntería intentase matar a una de ellas y otra se casara con un yanqui al que conoció en Internet, ¿o fue la misma?)
Aun así, me dió tiempo para ver que ya no lo presenta Mayra, esa amiga de los niños a quien las hienas del "Rey León" copiaron sus carcajadas. Mayra, echaremos de menos tu peinado.
El cambio de cadena no sirvió para nada, durante el resto de la noche, sólo pude pensar en presentarme al concurso, así tendría la oportunidad de ganar "Un fabuloso Seat Málaga. Con asientos abatibles y radio cassette estereo, sin ABS, ni airbags, ni catalizador, ni compact disc ni puñetera falta que le hacía, que de aquella tenían cinturón de seguridad y gracias", también recordé la ilusión que me hacía el que mis padres, algú día, se compraran "un apartamento en Torrevieja, Alicante". Sería maravilloso tener como vecinos estivales a todos aquellos concursantes afortunados tan simpáticos y que tan bien quedaban en blanco y negro. Pero no hubo manera y seguimos yendo a veranear donde siempre.
Estuve a punto de volver a poner el programa, ya que la curiosidad por ver a las nuevas azafatas era fuerte. Cuál de ellas sería la nueva Victoria Abril, Silvia Marsó, Lidia Bosch o incluso la nueva Kim Manning (¿qué fue de esta tras casarse con aquel presentador deportivo con cara de androide asesino?). Pero resistí y no volví a pasar por el canal del concurso.
Quizá debería haberlo hecho, quizá Chicho es realmente omnipotente y puede castigar a los televidentes infieles haciendo reales sus peores pesadillas, porque he visto un anuncio de otro concurso en otra cadena. Y uno de los concursantes era... Bigote Arrocet

¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!

Sólo es cuestión de tiempo que alguien recupere de entre los muertos a Torrebruno y a María Luisa Seco. Puede que la solución sea dejar de ver la TV... pero es tan bonita, tiene tantos colores, cuando la miro nada me preocupa; cuando no, la echo de menos. La necesito.
¿La necesito?