Querido diario blog, te he abandonado vilmente y sin avisar. Sólo puedo decir en mi defensa que ha sido algo sin premeditación y que ha sucedido por una serie de motivos que escapan a mi control. Me encuentro en un momento en el que estoy replanteándome cosas fundamentales de mi vida (y de la vida de cualquiera, ya que no soy nada especial).
p ha entrado en la rueda de lo social y políticamente correcto. Es decir, ha comenzado a ir al colegio, cosa que espero, no deje durante los próximos veinte años. La barriga de P sigue creciendo, todo avanza sin novedad y sólo (todavía!) nos quedan tres meses para que el pequeño p' (pues P ha decidido, sin opción a réplica, que se llame como yo) pase a formar parte de esta gran obra de teatro que pasa de comedia a drama sin entreacto y que bien mirado no deja de ser una farsa.
Tengo, lo que se dice, mi vida hecha: Una familia en crecimiento, una hipoteca, un trabajo mal pagado, un coche en las últimas, un perro que se hace viejo y un gran miedo a no poder con todo.
La sociedad me dice: gasta, consume, trabaja, gana dinero, gástalo. Muévete y presume ante tus amistades: Te necesitamos para que el sistema siga funcionando. Yo, os aseguro que lo intento con toda mi buena voluntad. Trabajo, me comprometo, me preocupo, me llevo los problemas a la cama y mi estómago lo paga.
(Apunte para un futuro post: Los problemas de salud como indicativo del éxito social)
Qué fácil es entrar en la rueda y seguir corriendo sin plantearse el porque.
Qué angustioso es darse cuenta de que todo lo que aparentemente es valioso, en realidad no vale una mierda. Porque, de qué sirve tener 10 si estás deseando tener 100. Quién me va a devolver las horas que he pasado preocupándome por cosas que no tienen arreglo o no dependen de mi. ¿Para que sirve el tiempo? ¿En qué podemos emplearlo? ¿Qué es lo realmente valioso?
¿Tiene sentido pasarme la mayor parte de la semana fuera de casa?
¿Merece la pena que mi hija diga que el sábado no se va al cole y el viernes es el día en que vuelve papá?
¿Qué es más valioso:? ir al estreno de una película, asistir a un seminario sobre el último adelanto técnico que va a revolucionar las comunicaciones o ver cómo p juega en la bañera...
Si tengo que hacerme esa pregunta, es que realmente tengo un problema...
Quizá ese es el primer paso, asumirlo. Estoy casi seguro de que es un problema sin solución, por tanto, ¿por qué preocuparme?
La única forma de acabar con este lio, sería una revolución. Una gran revolución global que acabe con todas las mentiras sobre las que hemos construido esta sociedad. Evidentemente esto plantea ciertos problemas, como que me quedaría sin trabajo (y probablemente sin posiblidad de volver a trabajar en mi campo) y que sería difícil el blogging una vez que hubiésemos terminado con el sistema económico, la Internet y demás chuminadas artificiales que tan felices nos hacen (en realidad que nos hacen creer que somos tan felices)
Pero como de revolucionario tengo más bien poco, y tengo aún menos fe en la raza humana, lo único que me queda es tratar de adaptarme y tratar de pasar lo mejor posible mi tiempo sobre la Tierra (que bien pensado es terriblemente corto)
Me hago mayor. Todos nos hacemos mayores. Comenzamos a morir en el mismo momento en que somos concebidos. Pero ¿cuándo te das cuenta de que eres mayor? Es algo progresivo, tan lento y gradual que sólo te das cuenta cuando es demasiado tarde incluso para lamentarse. En mi caso fue algo así: un día, ves que en primera división hay futbolistas que son uno o dos años mayores que tu. En seguida eres tu el que es mayor que los futbolistas. Después conoces a gente que nació el mismo año que pillaste aquella tremenda borrachera (en el 88 por ejemplo, y puede que los conozcas mientras te das cuenta de que ya no aguantas el alcohol como antes). Otro indicativo es que conoces la letra de todas las canciones del canal nostalgia, y además no te importa reconocer que lo escuchas. Por último, lo que más me sigue sorprendiendo, es que en televisión ponen películas que recuerdo perfectamente haber visto hace quince años (coño, si incluso recuerdo lo que me costó la entrada al cine y la marca de la chocolatina que me comí).
Y lo más curioso de todo, es que báicamente, en lo esencial no me siento diferente a cuando tenía dieciseis años (siempre he sido muy maduro :-/)
En fin, ha sido casi un mes lejos de mi jardín y han pasado cosas interesantes, pero nada realmente significativo (a estas alturas, nada menor a una invasión extraterrestre sería significativo)
Bush sigue gobernando, lo cual nos evitará el dolor de comprobar que el otro hubiese sido igual de fascista.
El otro día se firmó el acta de aprobación de la constitución europea. Llamadme ingenuo y simple si quereis, pero os aseguro que me emocioné viéndolo. ¿Os imaginais que no hubiese paises? Nadie a quien matar y nadie por quien morir. Que en todo el mundo sólo hubiese un pasaporte que dijese "ciudadano del mundo", y ya puestos a pedir, que no hubiese religión y que todo el mundo viviese en paz. Podeis llamarme soñador, pero no soy el único...
Serrat está malito, tiene la odiosa enfermedad mediante la que pagamos el precio de nuestras largas y desordenadas vidas. Al contrario que mis padres, que son muy fans, nunca me ha interesado demasiado su música, pero le tengo un respeto, aunque le considere el culpable de una de las mayores injusticias que hay. Y es que para cualquiera que alguna vez, haya intentado escribir algo bonito, resulta desmoralizador el darse cuenta de que Mediterraneo ya ha sido escrita.
Arafat ha muerto. Ya ha muerto hace unos días, y todavía nadie sabe si ha sido algo bueno, malo o, como decía una profesora que tuve hace tiempo, inverosímil.
Colin Powell ha dimitido. Normal, como parecía la única persona con sentido de todo el gabinete... parece ser que lo va a sustituir Condie Rice. Siempre me ha dado la impresión de que esa mujer desayuna cabezas de subsecretarios. He comentado con P, que siendo mujer y negra, para haber llegado a ese cargo, tiene que ser una hija de puta de marca mayor. A P le ha parecido un comentario machista, pero en realidad no lo era. Sólo quería decir que en esa empresa hay mucha competencia en el asunto del hijoputismo...
En fin, parece que he vuelto con ganas de escribir. Sólo espero que ahí fuera siga habiendo alguien que tenga ganas de leer, aunque si lo retoman en el siguiente post (sea cual sea), no me parecerá mal.
miércoles, noviembre 17, 2004
Publicado por Poncho a las 01:16