lunes, marzo 07, 2005

De repente uno más.
Pese a los meses de mentalización y la experiencia previa que uno pudiera tener, no deja de ser chocante el compartir la vida con una nueva persona.
Ahora somos cuatro (cinco si, como hace P, contamos a K), el recien llegado, ponchito, (al que por motivos de legilibilidad del blog, a partir de ahora llamaré n) ha empezado a hacerse notar. Sus gestos parecen decir: "no soy un objeto, ni una mascota. Soy una persona que dentro de poco tendrá ideas propias y debereis tenerme en cuenta..."
Cómo si no lo hiciéramos ya. Cómo si no se hubiese notado su llegada. Desde hace una semana dormimos poco y a saltos (reconozco que yo duermo bastante más que P), y estamos en tensión permanente esperando oir a cada momento su lloro en demanda de atención.
Pero juro que no hay nada más maravilloso que sentirse observado por sus ojos, que aun sin ver se las arreglan para entender una vida tan nueva como viejo es el mundo.