Recapitulando.
Dos semanas casi seguidas en Madrid. Más trabajo del que he tenido nunca. Dos semanas aguantando gilipolleces (no tiene otro nombre) de clientes gilipollas (evidentemente).
Hoy es sábado y acabamos de llegar (P y yo) de la boda de un amigo, lo cual ha sido lo único bueno de la semana en Madrid (bueno, eso y la cena en el Tao de Juan Bravo, pero eso es siempre un valor seguro). Agradablemente, porque estábamos bastante cansados de toda la semana, y P en su estado no da mucho de si, la boda ha sido relativamente ligera. En realidad muchísimo más ligera que las bodas a las que estamos acostumbrados en nuestra "casa".
En fin, todo muy higiénico. Buena comida, un poco de baile, barra libre, y la gente empezando a despejar a media tarde. Las bodas a las que estamos acostumbrados comienzan por la mañana y terminan... por la mañana...
Esas bodas, son conocidas como bodas marathon por el estado en el que acaban los concurrentes.
La cuestión es que lo pasamos muy bien, vimos a personas que hacía años que no veíamos. La historia es como sigue: Hace unos años, un 12 de septiembre de 2001 (día D+1), como los jovenes inconscientes que éramos, decidimos irnos de viaje a Turquía. En el aeropuerto, nos encontramos con un par de compañeros de trabajo (de los que me llevo bien con ellos) , así que hicimos el viaje juntos. Durante ese viaje, uno de ellos, llamémosle J, conoció a A y comenzaron una relación que, hoy han formalizado, así que ha sido una especie de reencuentro con la gente de aquel viaje. Muy agradable y divertido.
Por lo demás, estoy bastante cansado de esta maldita ciudad en la que hago poco más que trabajar. Leo en los trayectos del Metro y por las noches salgo a cenar o al cine. Así es que llevo una semana sin poner un triste post, tarea que he encontrado bastante importante para mantener mi higiene mental. Y no es que no tenga cosas que decir, pero estoy tan cansado...
sábado, agosto 28, 2004
Publicado por Poncho a las 20:26