lunes, diciembre 06, 2004

p está, cosas de la edad, henchida de espíritu navideño. No para de cantar villancicos, quiere salir a la calle para ver las luces y los árboles de Navidad y, todos los días, tacha un día del calendario contando los que faltan para que venga Papa Noel. Lo cual no deja de ser curioso, porque no distingue el pasado del futuro (todo es mañana), pero sabe que un día viene Papa Noel y otro los Reyes Magos.
Ante su insistencia, hemos aprovechado este fin de semana para adornar la casa con los inevitables nacimiento y árbol de Navidad.
A P, siempre le ha gustado adornar la casa en Navidad. Guarda como oro en paño unas figuritas con las que todos los años monta el Belén (en el buen sentido, claro). Aunque el año pasado, algunas figuritas sufrieron serios percances. Uno de los animalitos pasó a mejor vida hecho añicos y el niño Jesús pasó la mayor parte de las fiestas desaparecido (lo encontramos entre dos ramas cuando desmontamos el árbol de Navidad). Detrás, hubo una mano no demasiado inocente, aunque muy pequeñita. Así, que este año, ante la posibilidad de que el resto de figuritas sufrieran más daños, P tuvo una idea, a la que la pequeña ha accedido con tremenda alegría. Han construido el Belén con los juguetes de p, así que esta vez, no habrá problemas en que la niña juegue con las figuritas.
Madre e hija están encantadas...
Y yo babeo viéndolas jugar...

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