lunes, febrero 07, 2005

Todos los que nos hemos ido del hogar paterno sentimos cierta nostalgia cuando volvemos a él de visita: Tu vieja habitación, las cosas que se quedaron en ella y que por uno u otro motivo no pudieron acompañarte en tu nueva vida, la comida de mamá, tu cama de más-joven-soltero-adolescente (aaaaay, si pudiera hablar). Los sentimientos se amontonan, y se mezclan formando una amalgama de pena y alivio que hace que te preguntes cosas. Por ejemplo: ¿dónde coño estarán mis discos de The Charlatans?