Ya hace una semana que P está en el hospital. Todo sigue igual, lo cual es bastante bueno, ya que cada día que pasa significa que los pulmones del pequeño estarán más fuertes.
Al nivel de stress que tengo estos días, ha contribuido el coche. Hoy, el muy cabrón, se ha negado a dejarme meter la primera y la marcha atrás. Cada vez que lo intentaba hacía un ruido terrorífico. Finalmente, descubrí que podía meter las marchas si el coche estaba apagado (lo cual lo convierte en un aparato bastante inútil). La cuestión es que conseguí arrancar metiendo la primera antes de dar al contacto y manteniendo el embrague apretado. Así fui hasta el taller, donde hicieron conmigo una versión de: "eso o es el embrague o es la junta de la trócola, aaaaaaaaaay como sea la trócola prepárate..."
Por suerte, (de momento), sólo hubo que ajustar "algo" del embrague, pero me veo cambiando de coche y aparte de que costará un dinero que no tengo, me da una pereza...
Por si fuera poco, está nevando.
miércoles, enero 26, 2005
Publicado por Poncho a las 23:33