k llevaba unos días mustio y comiendo poco. La apariencia triste es algo habitual en los cocker spaniel, pero no la falta de hambre.
Ayer lo llevamos al veterinario.
Hoy k ya no existe.
P acaba de llamarme para contármelo. El veterinario ha dicho que tenía un fallo hepático general provocado por unos tumores intestinales. No he querido saber los detalles.
Sólo tenía cinco años.
No soy muy aficionado a los animales, pero P los adora. Ahora ella se encuentra fatal y yo haré todo lo posible por consolarla. Trataré de que no se me note la pena, pero no puedo evitar las lágrimas mientras escribo esto.
Maldita sea.
Qué contradicciones tiene el ser humano. Vemos desgracias terribles a diario y no nos inmutamos. Ayer mientras el veterinario nos pintaba el futuro de k de color oscuro, yo pensaba que la mayor parte de los seres humanos no reciben, en toda su vida, la atención que reciben los animales en aquella clínica.
Maldita sea.
Nunca nos llevamos bien aquel perro y yo, pero lo voy a echar de menos...
viernes, junio 18, 2004
Publicado por Poncho a las 18:31