La que durante años fue mi segunda casa, el piso de empresa de Madrid, tiene nuevos inquilinos. No es la primera vez que sucede, en estos años he compartido piso con un puñado de personas diferentes. A algunas las conocía desde antes de empezar a convivir y pertenecen al grupo de mis mejores amigos. De hecho, muchas veces, echamos de menos aquella época.
Otras de estas personas llegaron a pasar temporadas más o menos largas mientras yo vivía allí y con algunas de ellas conseguí una bonita amistad. De otros (los menos) prefiero no hablar. Pero esta es la primera vez que llega alguien a vivir en el piso de forma permanente mientras yo no soy morador habitual.
El piso está igual que siempre. No han hecho cambios significativos. Mantienen casi todas sus cosas dentro de la habitación. Y parecen ser gente bastante agradable y discreta. Pero me siento incómodo. Supongo que es culpa de mi forma de ser. Siento como si estuviese invadiendo la intimidad de otra pareja, porque, aunque yo haya vivido en esa casa mucho más tiempo que ellos (sólo llevan un mes), ahora es su casa.
Así que trato de pasar en la casa el menor tiempo posible. Estiro lo máximo mi jornada laboral (a mi jefe le encanta esto) y después busco ocupaciones absurdas antes de ir a casa.
Ayer aproveché para ir a ver una película. La más larga que había en la cartelera (El día de mañana, 125 minutos). Después vi un partido de fútbol en un bar (los consumos de cerveza que estoy haciendo esta semana son terroríficos) y por último me fui a cenar (engordando la cartera de los descendientes del Coronel Harland Sanders y por supuesto mis michelines)
En resumen, llegué al piso a las 23:15 (había salido a las 7:45) y vi, con alivio, que ya se habían retirado a su habitación.
O mejoro en mis relaciones personales, o me arriesgo a una crisis por agotamiento. Esto de hacer tiempo es cansadísimo.
Ya estoy planificando mi tiempo para hoy. Trataré de ir a cenar con un amigo y de estirar la velada lo más posible sin que se note que no quiero volver a casa.
miércoles, junio 23, 2004
Publicado por Poncho a las 14:00