viernes, diciembre 26, 2003

Ayer encontré olvidado en un cajón un pequeño cuaderno en el que solía anotar ideas hace unos años.
En aquella época estaba bastante deprimido. Intentaba terminar una carrera que había dejado de gustarme hacía tiempo y no tenía demasiado claro qué quería hacer con mi vida.
Es curioso cómo las mismas ideas vuelven una y otra vez a lo largo de la vida. Muchas de las anotaciones que había en el cuaderno podría haberlas escrito hace un par de semanas. Sentimientos, estados de ánimo, ideas que creía nuevas, pero que en realidad ya rondaban por mi cabeza hace años.
Una serie de coincidencias entre mi vida hoy y las notas de ese cuaderno han convertido el descubrimiento en algo bastante siniestro. Algunas de las frases, escritas entonces para intentar ayudarme, son idénticas a las que hoy utilizo por las noches para convencerme de que merece la pena despertar al día siguiente.
Estaba casi convencido de que la vida merece la pena, que las épocas malas no duran siempre y que hay que luchar para seguir adelante. Pero el recuerdo de aquellos días me vuelve a hacer dudar. En una de las notas, está escrito lo siguiente:
"Hace tiempo que no escribo en este cuaderno, todavía no me encuentro bien del todo, pero poco a poco lo voy superando. Espero con ilusión el momento en el que me olvide de toda esta angustia. Pero me ha servido para algo. He aprendido algo más sobre mi mismo, me conozco mejor, y se que me servirá para recuperarme mejor la próxima vez que me suceda"
Creo que estaba equivocado, y que uno nunca acaba de conocerse del todo. Como si en mi interior hubiese otra persona a la que sólo conozco superficialmente pero necesito tratar.
La verdad es que tengo algo de miedo...