miércoles, diciembre 24, 2003

Ayer le conté a mi amigo R. que estoy escribiendo un blog. Por supuesto, me dijo que tenía que darle la dirección, pero me negué. Creo que si supiese que la gente que me conoce va a leer esto, el blog sería diferente. Y no creo que escriba nada del otro mundo, ni cosas que muestren mis intimidades, pero me sentiría cohibido.
Me gusta el anonimato de la Red, aunque tengo que confesar que si bien al principio, no esperaba que nadie fuese a leerlo y que simplemente me sirviera de desahogo y espacio de pataleos, el ver que las estadísticas de acceso crecen regularmente me gusta, y me sirve para comprobar que no estamos solos en la multitud y que existen más flores raras en este jardín tan extraño.