domingo, abril 11, 2004

A continuación reproduzco unas anotaciones que he hecho sobre una de mis coplas favoritas. Ojos verdes de Rafael de Leon. Es parte de una vieja idea mía sobre hacer un portal dedicado a la Copla. (Tengo una versión en inglés para guiris y japoneses)


Apoyá en er quisio de la mansebía
miraba ensenderse la noche de mayo;
pasaban los hombres y yo sonreía
hasta que a mi puerta paraste el caballo.


El comienzo de la historia nos sitúa en el tiempo y el espacio y presenta a los personajes: una manceba (a.k.a. concubina, puta, ramera) y un caballero (porque lleva caballo, no por otra cosa)

«Serrana, ¿me das candela?»
Y yo te dije: «Gaché,
ven y tómala en mis labios
que yo fuego te daré».


Serrana: Habitante de la sierra.
Gaché: Gachó
Nótese el primitivo método de acercamiento. Para los más jovenes traduciré:
-Nena, ¿tienes fuego?
-¿No te sirve con el fuego de mis ojos?

Dejaste er caballo
y lumbre te di,
y fueron dos verdes luceros de mayo
tus ojos pa mí.


Vamos, que a él le pareció bien, y a ella mejor. Ya que estás trabajando, intenta pasarlo lo mejor posible.

Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.


El estribillo es bonito, pero como aporta poco a la historia no lo comentaré.

Vimos desde el cuarto despertar el día
y sonar el alba en la Torre la Vela.
Dejaste mis brazos cuando amanecía
y en mi boca un gusto de menta y canela.


Pasaron la noche juntos, pero como todo lo bueno se acaba el gachó se tiene que ir, no sin dejar un regustillo muy agradable en la boca de la manceba (háganse libremente las interpretaciones que uno quiera)

«Serrana, para un vestío
yo te quiero regalá».


El: "Se que eres puta y tu sabes que yo lo se, pero como no es cuestión de que ninguno de los dos lo reconozca, vamos a hacer las cosas con elegancia"

Yo te dije: «Estás cumplío,
no me tienes que dar na».


Ella: "Muy elegante, pero para chula yo y me doy por pagada con el revolcón que me has dado, porque una será puta, pero no es de piedra"

Subiste ar caballo,
te fuiste de mí
y nunca una noche
más bella de mayo
he vuelto a viví.


La moraleja de la historia: A todo lo bueno se acostumbra uno, lo malo es que después se echa de menos.