lunes, abril 26, 2004

A los dieciseis años era un ávido consumidor de discos. Elepés, como se llamaban entonces. Gran parte del poco dinero que tenía se iba en discos y cintas vírgenes para copiar los que no podía comprar. Era un auténtico artista copiando discos, copiaba las carátulas y las carpetas, incluso el librillo de letras si lo traía.
Me gustaban más los discos que las canciones en si. Me encantaba escuchar cómo una canción enlazaba con otra, y cómo aquella colección de temas formaban un microuniverso que existía mientras el disco giraba. Seleccionar las canciones adecuadas y colocarlas en el orden correcto, de forma que ninguna desentone y todas contribuyan a construir algo más grande es todo un arte. Recuerdo algunos discos de la época que escuchaba como extasiado de principio a fin. Algunos de ellos:

Disintigration - The Cure: Siniestro, angustioso, maravilloso...
Brothers in Arms - Dire Straits: Más que un álbum parece un grandes éxitos, pero no...
La ley del desierto La ley del mar - Radio Futura: Cuatro caras perfectamente organizadas dibujan un pais peligroso pero atractivo
True Blue - Madonna: Optimismo en azul y rubio. Comprendedlo, tenía quince años.
Watermark - Enya: Seguramente es uno de los mejores discos de la historia. Es del año '88 y se sigue vendiendo!!
Diamonds & Pearls - Prince & the NPG: Derroche de ingenio. No se cuál era el mundo que reflejaba ese disco, pero se que me gustaría haberlo conocido.
Little Magnets versus the bubble of babble - Tranvision Vamp: Un mundo oscuro y sensual. Ahora lo venden en Amazon por menos de 1.80 US$
Pocket Full of Kryptonite - Spin Doctors: ¿Qué sería de estos?
Ten - Pearl Jam: Temas impresionantes, fuertes y desgarradores. Jeremy spoooooke in classsssss todaaaaaaay.....
Blood Sugar Sex Magik - Red Hot Chili Peppers: los peppers más peppers que nunca. Me da la impresión o después de aquello se ablandaron...?

¿Y a qué venía todo esto? Pues que a medida que me fui haciendo mayor, mis aficiones derivaron hacia otras no tan solitarias, con lo cual dejé un tanto abandonado todo el tema musical. De hecho tengo un vacío como de 5 años en los que no conozco a nadie. (¿la oreja de quien...?)
Hasta que hace un par de semanas escuché un disco maravilloso, con un puñado de temas a cual más bonito, que mantienen una línea preciosa de principio a fin. Se trata de Eco de Jorge Drexler, tengo que reconocer que lo he escuchado porque lo vi recomendado en varios blogs, y tenían razón!!
No me sentía tan bien escuchando un disco desde hacía muchos años. Es optimista y maravilloso. Todos deberíamos aprender de la poesía de este uruguayo. Seríamos mejores personas.