viernes, mayo 14, 2004

Ayer tuve uno de esos raros y breves momentos de felicidad. P le daba la cena a la niña y yo preparaba la nuestra mientras tomábamos una botella de vino y unas tostadas con paté. Todo iba bien y no había preocupaciones inmediatas.
Una delicia.
En la radio comenzó a sonar "Sex Machine" de James Brown. Es una de esas canciones que inevitablemente me hacen bailar. Cuchillo en mano me movía con el ritmo sincopado del padrino del Soul mientras p me miraba con cara de sorpresa y los ojos muy abiertos. Saqué a P a bailar y enseguida estuvimos los tres dando brincos por la cocina como si fuésemos los protagonistas de alguna sitcom de TV.

Fue divertido y muy agradable. Incluso cuando P dijo:
-Eres la sensación en todas las bodas a las que vamos.
-¿Ein? -exclamé extrañado
-Sí. Cuando bailas todo el mundo se queda sorprendido. Nadie se espera que lo hagas así.
-¿Así? ¿cómo así?
P dibujó una sonrisa, como si yo estuviese de broma y continuó:
-Cuando bailas, la gente me mira y pone cara de pena, como preguntándome si no me molesta verte así.
-Pero... ¿así?
-No te preocupes. A mi me encanta.
No pude replicar porque de repente mis labios estaban ocupados con los suyos...

A p también le encanta como bailo, así que me da igual lo que piense el resto del mundo.