He recibido un mail de un redactor de televisión invitándome a participar la próxima semana en un programa en el que tratarán el tema de los hipocondríacos, "con la participación de un psicologo que me podrá ayudar"
Nunca pensé que necesitara ayuda con esto. De hecho, creo que la hipocondría es una parte importante de mi carácter. ¿Cómo sería yo, si me eliminaran partes de mi carácter? ¿Cómo sería mi vida, si tuviese sentido de la orientación, o autodisciplina, o no fuese hipocondríaco? ¿Cómo sería, si no me emocionara al leer algo hermoso, no tuviese facilidad para los idiomas, o no resultara tan mordaz cuando me siento incómodo?
Seguiría siendo yo mismo, pero diferente...
Da un poco de miedo que los psiquiatras puedan "arreglarte" convirtiéndote en otra persona.
Siempre me pregunté de dónde sacaban los programas de televisión a sus invitados, ya había encontrado una explicación, pero esto añade una nueva dimensión al asunto. Supongo que habrán dado con El Jardín buscando en Google algo parecido a personalidades borderline en España. En definitiva, hoy en día, en televisión puede salir cualquiera.
Aunque me resultaba tentador asistir al programa, he dicho que no. Una vez más, Poncho no disfrutará de sus quince minutos, pero ahora estoy convencido de que voy por el camino correcto hacia la gloria del famoseo. Temblad Kiko y Aída.
PS: Mientras escribo este post, p ha venido y me ha puesto en la cabeza su corona de princesa. Doy gracias de que no pueda verme nadie.
sábado, mayo 29, 2004
Publicado por Poncho a las 11:56
jueves, mayo 27, 2004
Era demasiado bonito.
En uno de mis habituales buceos por las brumosas redes de peer-to-peer encontré lo que parecía ser la edición española de "100 colpi di spazzola", el libro de Melisa Panarello que ha conmocionado a Italia y a parte de Europa.
Se trata de un diario en el que la protagonista de quince años relata su iniciación al sexo de una manera bastante poco convencional (o eso quiero pensar yo) y cómo acabó descendiendo por una espiral de orgías y sadomasoquismo. Vamos, una historia con todos los ingredientes para ser un best-seller :-P Al principio se tomó como obra de ficción, pero todo resultó ser cierto y Melisa ocultó su identidad hasta que alcanzó la mayoría de edad. Parece que hubo bastante polémica, pero las cosas han terminado calmándose. A pesar de todo, dicen que el libro está bastante bien escrito y que la joven promete (como escritora, se entiende).
Llevaba tiempo detrás del libro y ya estaba resignado a leer la versión inglesa o a desempolvar mi curso de Italiano en 14 días, ambas opciones poco recomendables, la primera por absurda y la segunda por poco operativa. La opción de comprarlo, de momento la tengo descartada...
Así que me llevé un alegrón tremendo cuando encontré este ejemplar. La alegría duró poco, exactamente dos párrafos, uno de los cuales reproduzco a continuación:
Nos es caliente, un calor tórrido, seco. Siento el sonido de la televisión encendida en la otra habitación y me llega la pequeña voz de mi hermana que entona la sigla de un dibujo animado, fuera un grillo grita su despreocupación y todo es calmo y templado dentro de esta casa.
No hay que ser Umberto Eco para darse cuenta de que está traducido por algún software con pocos escrúpulos literarios y estilísticos. Puede que me vuelva loco antes de terminar el primer capítulo, así que seguiré buscando.
Son curiosas las cosas que suceden con la globalización. El otro día compré en un top-manta el DVD de Buscando a Nemo y resultó ser un screener de una proyección en México. Normalmente me encanta oir los diferentes acentos que hay en América, (tengo que hablar sobre esto en otro post), pero he descubierto que sólo me gustan cuando son "de versión original". Ver la traducción de una película al castellano con un acento que no es el mío me pone nervioso. Hace poco leí en un blog argentino que a alguien le había sucedido lo mismo a la inversa (consiguió la versión doblada en España)
Publicado por Poncho a las 18:48
miércoles, mayo 26, 2004
Quién me iba a decir, cuando me levanté ayer por la mañana, que acabaría el día asistiendo a un concierto del bajista mas rico del mundo, del zurdo de la caverna, del ex-quarryman, ex-beatle, ex-wing, excelso Paul McCartney.
La verdad es que Sir Paul no me entusiasma, pero cómo ponerle pegas a una entrada regalada.
Así que allí nos fuimos P y yo a bajar la media de edad de la asistencia.
La verdad es que dar un concierto siendo Paul McCartney, tiene que ser muy fácil. Todos los grupos o cantantes tienen alguna canción emblema que todo el mundo está esperando oir en los conciertos, algunos incluso tienen un puñado de ellas. Los Beatles tienen tres docenas.
McCartney simplemente tiene que escoger unas cuantas canciones del repertorio de Los Beatles (y pagar los derechos de autor a Michael Jackson) para que un público siempre ansioso de escucharlas, prácticamente alcance el éxtasis. Por otra parte, tiene que ser muy duro haber escrito tus mejores canciones hace cuarenta años ¡¡40!! y desde entonces no haberte acercado a la calidad de aquellas más que en unas pocas ocasiones. Por tanto, no me extraña que se empeñe en meter en los oidos de su público las canciones de su etapa en solitario y con los Wings. Ahora bien, el verá. Porque el público tiene una actitud muy diferente ante las canciones de Los Beatles y las demás.
Ayer, mientras Paul cantaba un par de baladas No-Beatle, el público demostró una total indiferencia hasta el punto de que hubo momentos en que se oía más su murmullo que al cantante. De hecho, me dió la impresión de que estuvo a punto de dejar de tocar un par de veces.
Por suerte se dió cuenta, y empezó a calentar a la afición con una versión a capella del inevitable Yellow Submarin. Apoteósico. Y un pelín hortera, la verdad. Yo estaba esperando que en cualquier momento apareciese Karina en el escenario a hacerle los coros.
Por cierto, el escenario es el más impresionante que he visto. Pantallas gigantes por todas partes, fuegos artificiales, decoración dinámica. Un derroche de medios. Se nota que hay dinero...
Resumiendo. Traté de tomarme el concierto como observador neutral, pero no puede evitar emocionarme con Eleanor Rigby, por poco me pongo a bailar con una señora de la fila de delante en Back in the USSR y a punto estuve de llegar a las lágrimas con Yesterday.
Si cierras los ojos y te olvidas de sus liftings, casi puedes imaginar que todavía viven los cuatro y que el mundo puede arreglarse.
Publicado por Poncho a las 19:01
lunes, mayo 24, 2004
Películas a destiempo
Estos días he visto un par de películas que tuvieron cierto éxito, pero que no vi en su momento.
La primera es "Atrapado en el tiempo" ("Groundhog day", 1993). No la vi porque odiaba profundamente a sus dos protagonistas: Bill Murray, actualmente redimido gracias a "Ed Wood" y por supuesto "Lost in translation" (No, no me gustó "La chica del gangster") y Andie MacDowell, a la cual no soporto desde su interpretación en "Sex Lies and Videotapes" (de hecho no soporto a ninguno de los que salen en aquella película...")
La cuestión es que "Atrapado en el tiempo" me gustó mucho. Me encantó la forma de tratar esa paradoja de vivir una y otra vez el mismo día hasta que salga perfecto. "Atrapado..." es una especie de cuento de Navidad (que Murray ya había hecho en Scrooged) en el que el protagonista, un cabrón con pintas, acaba rindiéndose a la bondad oculta en cualquier ser humano. Curiosamente no cae en la cursilería (Bien por Ramis), sino que además ofrece un buen número de situaciones tremendamente divertidas debidas a las paradojas del viaje en el tiempo.
La otra película es "Almost Famous" (2000). Una película de esas que llaman "de iniciación". Esta vez el protagonista es un joven (muy joven, 14 años) superdotado intelectualmente que por una serie de casualidades acaba haciendo un reportaje sobre la gira de un grupo de rock (me encanta su nombre: Still Water) a través de USA en los años 70. Genial la ambientación, las versiones musicales y la historia, la cual sin ser nada del otro mundo me enganchó desde el primer momento y me hizo terminar con una sonrisa en la boca que me duró varios días. Quién no hubiese dado algo por estar en el lugar del protagonista y ser testigo directo de todo aquel sexo, droga, rock and roll, kilómetros y celos personales y profesionales. Quién no hubiese dado algo por perder la virginidad a manos de unas groupies llamadas Polexia Aphrodisia, Beth de Denver y Saphire Loveson. Y cómo evitar enamorarse de Penny Lane...
De las mejores películas que he visto en mucho tiempo.
Publicado por Poncho a las 13:35
viernes, mayo 21, 2004
No todo iba a ser malo. Al final conseguimos salir de Madrid antes de El Evento, de todas formas, e el sábado trataremos de no encender la Televisión.
Aquí, en la familia, el domingo, tenemos Otro Evento. La comunión de mi sobrino C. Patty, su madre, lo ha tomado como un asunto de estado, con sus protocolos, pruebas de vestuario, etc. No se, me parece que La Boda ha desquiciado un poco al personal.
Mi suegra ha puesto el grito en el cielo porque se ha enterado de que no voy a vestir traje, "porque la iglesia es un sitio en el que hay que demostrar respeto". Estoy de acuerdo, aunque quizás no sabe que siguiendo la tradición de los varones de mi familia, esperaré fuera durante la ceremonia religiosa.
Dice que es "porque estamos en una fase ácrata". Quizá tiene razón, aunque creo que se ha olvidado de que ella también tuvo esa fase hace treinta años. No lo se, quizá dentro de treinta años me vuelva como ella, aunque trataré de evitarlo por todos los medios...
Publicado por Poncho a las 11:17
También he aprendido que puedo gastarme 70 euros en taxis sin pestañear. Dicen que las enseñanzas que más perduran son las dolorosas. Así que me acordaré de esto durante mucho tiempo...
Publicado por Poncho a las 10:54
miércoles, mayo 19, 2004
Cansadísima la semana en Madrid (una vez más).
La verdad es que empezamos pronto y con un experimento arriesgado. El domingo por la tarde hicimos casi 500Kms en coche con una niña de 3 años recién cumplidos (p). No fue mal del todo. P y yo nos turnamos, uno conduciendo y el otro yendo con ella en el asiento de atrás. Bien pertrechados de juguetes y con unas dosis de paciencia que ambos desconocíamos.
p sólo vomitó una vez en todo el viaje.
Por otra parte, la semana me ha servido para aprender varias cosas:
a) Pregúntale a cuatro madrileños cual es la mejor forma de llegar a algún sitio. Por ejemplo cierto parque empresarial de un pueblo de las afueras (pongamos Las Rozas). Cada uno de ellos te asegurará que la mejor forma de llegar es... (póngase cualquier combinación de diversos métodos de transporte público y/o coche particular o taxis)
b) Que elija el método y ruta de transporte que elija, tardaré 1 hora y 45 minutos en llegar.
c) Que si en el metro tienes dos formas de llegar al mismo sitio y una de ellas implica un transbordo largo y otra uno corto. El largo significa caminar un par de kilómetros ayudado de cintas transportadoras (bastante agradable si no tienes prisa), y el corto significa descender (o ascender) cinco niveles con las escaleras mecánicas estropeadas)
d) También hemos aprendido que p es capaz de mentir si se lo propone. La hemos convencido de que aunque ya tiene tres años, si algún taquillero del metro museo o parque de atracciones le pregunta la edad, le diga que tiene dos años. Nos ha preguntado que hasta cuando va a tener dos años. Le hemos dicho que hasta el viernes.
e) Que Neptuno, el viril rey del mar, se convierte en una drag-queen de baja estofa cuando le alumbran con un foco malva. Vease lo que ha hecho el alcalde con esta ciudad.
f) Que si es gratis, los madrileños se apuntan a un bombardeo. Igual da que sea el funeral de un especulador homicida y corrupto o la boda de un príncipe. Me gustaría que hubieseis visto cómo estaba la plaza de Cibeles hace una hora.
Mañana terminamos el experimento. En cuanto acabe con el trabajo, nos uniremos a la marabunta de gente que va a huir de la capital para estar lo más lejos posible en cuanto comience La Boda. Al final va a tener razón Joaquín Sabina: Esta es la boda del siglo. Pero del siglo XIV.
Publicado por Poncho a las 23:39
sábado, mayo 15, 2004
El Maestro Zen ha puesto en su blog un recuerdo de infancia relacionado con el cine. Me ha hecho recordar.
Uno de mis primeros recuerdos del cine es de cuando yo tenía alrededor de diez años. Mi madre había accedido, después de mucha, pero mucha resistencia, a llevarnos a mi hermano y a mi a ver una película titulada "La isla de los monstruos". Tenía de todo: naufragios, una isla (evidentemente), monstruos (eran formas vagamente humanas cubiertas de algas), una chica (Dios mio, era Ana Obregón) e incluso una ametralladora que disparaba bananas. Vamos todo lo que un preadolescente espera ver en una película.
Estaba disfrutando como nunca, hasta que giré la cabeza y vi a mi madre completamente dormida. La cabeza apoyada en el respaldo, mirando hacia arriba con la boca abierta... ¡¡Pero cómo se puede dormir ante semejante derroche de acción!!
Ahora lo comprendo, y me doy cuenta de la infinita paciencia que tenía con nosotros. Enseguida me tocará a mi demostrar si la he heredado (¿se puede escuchar la radio en el cine?)
Tengo otro recuerdo de cine y de infancia que es un poco más surrealista. Mi padre nos había llevado al cine (una de las contadas veces que lo hizo) a mi hermano, un amigo y a mi a ver "Alien, el octavo pasajero". Uuuuuuuuuh, mucho miedo. Era un cine de barrio y de reestreno y la concurrencia era variopinta. Sobre todo gente mayor. Parejas maduras, señoras con amigas... Tenían pinta de ir todas las tardes sin importarles qué pusieran.
Qué decir de la película. Es un clásico del genero, cientos de veces imitada. Y a aquella tierna edad todavía era más impresionante. Mi amigo se vió toda la película con la mano en la cara. Mi hermano, mostrando una temprana predilección por el gore disfrutó como nunca y a mi me gustó sobre todo el streap-tease final de Sigourney Weaver.
El toque surrealista fue el siguiente. Parece ser que en aquel cine era costumbre hacer un descanso a mitad de la proyección. Así que en mitad de una de las escenas más angustiosas, cuando el capitan Dallas persigue al bicho por los túneles de ventilación, cortaron la proyección y encendieron las luces. Fue un anticlimax bestial, y lo más curioso fue que dos señoras de avanzada edad que estaban sentadas delante de nosotros sacaron una fiambrera y se pusieron a merendar tranquilamente... ¡una tortilla de patata!
¿Hay algo más anticinéfilo que una tortilla de patata?
Publicado por Poncho a las 11:27
viernes, mayo 14, 2004
Ayer tuve uno de esos raros y breves momentos de felicidad. P le daba la cena a la niña y yo preparaba la nuestra mientras tomábamos una botella de vino y unas tostadas con paté. Todo iba bien y no había preocupaciones inmediatas.
Una delicia.
En la radio comenzó a sonar "Sex Machine" de James Brown. Es una de esas canciones que inevitablemente me hacen bailar. Cuchillo en mano me movía con el ritmo sincopado del padrino del Soul mientras p me miraba con cara de sorpresa y los ojos muy abiertos. Saqué a P a bailar y enseguida estuvimos los tres dando brincos por la cocina como si fuésemos los protagonistas de alguna sitcom de TV.
Fue divertido y muy agradable. Incluso cuando P dijo:
-Eres la sensación en todas las bodas a las que vamos.
-¿Ein? -exclamé extrañado
-Sí. Cuando bailas todo el mundo se queda sorprendido. Nadie se espera que lo hagas así.
-¿Así? ¿cómo así?
P dibujó una sonrisa, como si yo estuviese de broma y continuó:
-Cuando bailas, la gente me mira y pone cara de pena, como preguntándome si no me molesta verte así.
-Pero... ¿así?
-No te preocupes. A mi me encanta.
No pude replicar porque de repente mis labios estaban ocupados con los suyos...
A p también le encanta como bailo, así que me da igual lo que piense el resto del mundo.
Publicado por Poncho a las 16:07
jueves, mayo 13, 2004
Carmen Caffarel suprime las tertulias políticas en RNE
La verdad es que lo estaban pidiendo a gritos.
Soy escuchante de radio desde pequeño. Mi madre siempre tiene la radio encendida, incluso varias radios en distintas habitaciones de la casa. Mis gustos en cuanto a programas han ido cambiando con la edad. He pasado por las fases de radio-fórmula-40-principales, programas de humor, magazines nocturnos, deportivos, etc.
Por las mañanas, acostumbraba a escuchar Radio Nacional, porque aunque todos los programas de esa hora son más o menos iguales, RNE es la única que no pone publicidad, lo cual es un aliciente a la hora de escuchar.
La pena es que hace unos meses tuve que dejar de escucharla porque en lugar de informar trataba de formar (opiniones, claro).
Soy de los que opina que una radio (y una televisión) pública, que pagamos entre todos, debe ser objetiva e imparcial, y limitarse a informar de la actualidad. Las opiniones no tienen lugar en un foro como ese. Además, si queremos escuchar opiniones afines (o contrarias) a las nuestras, todos sabemos las emisoras que debemos sintonizar.
La radio nacional debe ser un espacio neutro desde el punto de vista informativo. Hace unos meses leí un artículo escrito por Don Mario (Vargas Llosa) en la que contaba algo que tiene relación con esto:
Durante la época en que se libró la guerra de las Malvinas, Don Mario vivía en Londres, y allí seguía con atención los estupendos noticiarios (la fama de la BBC no es vana) que cubrían el conflicto. Estos programas incluían apariciones de los líderes de ambos paises: la primera ministra británica Margaret Thatcher y el general Jorge Rafael Videla. Fueron las apariciones televisivas de este último, las que provocaron que, extrañamente, Tories y Conservadores uniesen sus fuerzas en la cámara de los comunes. Ambos bandos pedían responsabilidades al gobierno, porque en los programas de la BBC estaban poniendo discursos del enemigo. Hicieron comparecer al director de la BBC quien
afirmó ante la camara que abriría una investigación al respecto.
Unos días después, el director de la BBC volvió para explicar el resultado de sus investigaciones. El hombre dijo que tras haber examinado minuciosamente todo el metraje correspondiente a la cobertura del conflicto, se veía en la obligación de felicitar a todos los redactores de informativos de la BBC por haber ofrecido una visión tan objetiva e imparcial de la noticia. El tiempo de apariciones de Thatcher y Videla estaba perfectamente repartido al cincuenta por ciento.
Eso es un director de Televisión (esta vez la pongo con mayúsculas). Jugándose su cargo y anteponiendo la neutralidad e independencia de la cadena a los deseos políticos (sean éstos cuales sean). Ojalá, algún día tengamos en España unos informativos así de independientes (aunque lo dudo)
Publicado por Poncho a las 18:17
miércoles, mayo 12, 2004
He estado durante diez minutos tratando de deletrear correctamente la palabra percspertiva perspectiva. Al final he tenido que buscarla en el diccionario. Siempre había oido que es conveniente realizar ejercicios mentales (crucigramas, actividades creativas,...) para mantener la cabeza en funcionamiento con el fin de prevenir enfermedades neurológicas degenerativas. Creía que lo estaba haciendo bien, pero ahora no lo se...
Hace tiempo leí una historia en la que el protagonista contaba cómo había muerto, de una de esas enfermedades, un familiar cercano. El primer aviso de la enfermedad fue una confusión inocente. En vez de llamar a alguien por su nombre lo llamó "libreta" (o algo parecido). Les causó hilaridad, pero luego supieron que era el principio del fin.
Tal vez debería cambiar el subtítulo de este blog. Algo como:
Preocupaciones sin fundamento de un hipocondríaco crónico.
Publicado por Poncho a las 18:29
martes, mayo 11, 2004
Está bien. Se que mi último post no ha sido demasiado afortunado. Ni siquiera mínimamente interesante, pero esta vez he relajado la autocensura que me autoimpongo porque NECESITABA probar el nuevo interface de Blogger.
Es mucho más bonito, y tiene cantidad de nuevos templates. (Lo cual me recuerda que debería terminar de una vez la template que llevo meses haciendo para renovar la cara del Jardín).
Aunque no se... ¿Tendrá que ver con la salida a bolsa de Google? o quizás tienen la típica técnica del dealer: "La primera es gratis"
Malditos. Consiguen que te enganches y cuando no puedes vivir sin blogear empiezan a cobrarte.
Pues conmigo no van a poder. (¿o si?)
Publicado por Poncho a las 10:11
lunes, mayo 10, 2004
Me duele la espalda. Todo el mundo dice que vaya a que un fisioterapeuta me de un masaje. Seguramente eso funcionaría, pero los masajistas me dan yu-yu, no soporto la idea de que me amasen la espalda como si fuese un pan.
Quizá sea que me gusta sufrir y tener algo (más) de lo que quejarme...
...
¿Soy un llorón?
PS: Es una pregunta retórica, no hace falta que la contesteis.
Publicado por Poncho a las 17:06
viernes, mayo 07, 2004
Veamos:
Coto Matamoros debuta como guionista y actor en 'Plauto'
y
Planeta pagará 100 millones de pesetas a Aznar por tres libros
y
Ricardo Bofill dirige el filme "Hot Milk" en Barcelona e Ibiza
Me siento como el protagonista de El día de la Bestia. Hay signos de la venida del maligno por doquier...
Publicado por Poncho a las 16:24
Anoche soñé que estaba viendo un partido de fútbol en televisión con un amigo. Se nos aparecía Laetitia Casta y se desnudaba delante de nosotros. ¡Y lo único que se me ocurre es decirle que se aparte!
Me desperté aterrado.
Y lo más curioso es que el fútbol no me apasiona.
Por cierto, agradeceré que os abstengais de hacer comentarios acerca de la homosexualidad latente del sueño y chorradas por el estilo.
Publicado por Poncho a las 09:39
jueves, mayo 06, 2004
Siempre me pone nervioso cuando en las tertulias de la radio abren los teléfonos para que los oyentes puedan expresar su opinión sobre los comentarios que han hecho los invitados. Inevitablemente, llamará alguien que, indignado, dirá algo como: "Parece mentira, señor X, que con la inmensa cultura que usted tiene, sea capaz de decir semejante barbaridad". Con toda probabilidad, ni el señor X, ni cinco millones de oyentes, sabrán de qué barbaridad está hablando esa persona. Pues seguramente habrá malinterpretado algo que se haya dicho en la tertulia.
Y es que hay gente, que por no saber, no sabe ni escuchar.
Un lector ha dejado un comentario recomendándome que vaya al Diario de Patricia a contar mis penas. Creo que no ha entendido ni el post al que se refería ni el sentido de un blog como este. Es posible que sea culpa mía por no saber explicarme bien. En ese caso, tenga mis más sinceras disculpas.
De cualquier manera, me gustaría aprovechar para contar una historia relacionada con el susodicho programa. Para los que no lo conozcan, el Diario de Patricia es un talk-show de la televisión por el que pasan freakies que, supongo, no tienen nada mejor que hacer. Es parecido al de la peruana Laura (creo) pero sin las bofetadas. El formato del programa es el siguiente:
La presentadora, Patricia evidentemente, solicita que vaya gente a su próximo programa a contar lo que les ha sucedido respecto a un determinado tema. El tema suele ser del tipo:
-Pillé a mi novio haciéndoselo con el padrino el día de nuestra boda.
o
-Mi madre me odia porque llevo lentillas de gato y piercings genitales.
o
-Odio a mi madre porque se ha liado con mi mejor amiga.
Curiosamente, siempre tienen a gente dispuesta a hablar sobre el tema en cuestión. Yo me preguntaba qué tipo de personas podían ir a un programa como ese. Una parte de mi estaba convencida de que eran actores, y todo estaba preparado para dar espectáculo. Pero no. Conozco a alguien que ha ido a ese programa. Es una persona a la que pese a no haber tratado demasiado, aprecio bastante. Es muy amigo de un buen amigo mío e incluso trabajamos juntos durante una temporada. Yo había oido que tenía problemas con su vida sentimental, había oido rumores acerca de denuncias y amenazas. Qué había tenido que irse de la ciudad donde vivía y qué lo habían despedido de su trabajo. Estuve una temporada sin saber nada más de él. Hasta que nuestro amigo común me dijo que parecía que estaba sentando la cabeza. Tenía una novia nueva y se había ido a vivir con ella. Pero como las cosas nunca son lo que parecen, la historia no terminó ahí.
Unos meses después mi amigo y yo quedamos con este tipo porque quería contarnos una historia. Volvía a estar bastante fastidiado porque su novia le había dejado. Resulta que su novia, también era su prima, y que no sólo estaban viviendo juntos, sino que en realidad vivía en casa de los padres de ella (los tios de mi conocido). Eso si, eran una familia muy liberal, aunque desgraciadamente la relación se fue deteriorando, hasta provocar la ruptura. Y aquí es donde mi conocido tuvo la IDEA GENIAL: "¿por qué no voy al Diario de Patricia y trato de arreglar nuestra relación delante de las cámaras?". Él nos decía que al principio había ido todo muy bien. Había escrito al programa, los del programa le habían llamado, habían organizado el viaje en avión, la noche en el hotel, y se las habían arreglado para llevar a su ex-novia al programa con el engaño de que iba a conocer a David Bisbal (!). Pero claro, una vez que estuvo sentado en el plató, las cosas no fueron como él había pensado. Resulta que "la tal Patricia" (y cito textualmente) "que parece tan maja cuando la ves en la tele es una mala zorra que trata de liarte con sus preguntas para que digas cosas que no piensas". Y así fue. Mi conocido se calentó, empezó a decir barbaridades (éstas de verdad) y cuando la ex-novia salío y vio el espectáculo que había allí montado quiso morirse...
Resultado: Todos los que conocen a este hombre piensan que está "tocado", la ex-novia/prima desde entonces no se atreve a salir a la calle y mi conocido ha perdido la fé en la televisión.
Publicado por Poncho a las 16:52
martes, mayo 04, 2004
Cuando era más joven, soñaba con vivir en New York, con tener un apartamento en el Village con vistas a un montón de azoteas y ventanas, a través de las que podría ver las interesantes vidas de mis vecinos. Soñaba con un trabajo importante, con trajes de marca e interminables fiestas en las que conocería a rubias de piernas largas con cortos vestidos que yo me encargaría de enrollar alrededor de su cintura. Planeaba desayunos de fresas y champagne, brunches en el Russian Tea Room y agradables cenas en aquel pequeño restaurante de Broadway en el que me conocían por mi nombre. Puccini en el Met, los Knicks en el Garden, estrafalarias exposiciones en TriBeCa. Copas hasta las mil con mis colegas mientras dejaba los restos de mi tabique nasal sobre las mesas de cristal de los reservados en los clubes de moda.
Con todo eso soñaba.
Dejando aparte el hecho de que aquel país es, ahora, un crisol en el que se mezcla todo lo que desprecio, y que estoy convencido de que hay personas que tienen que estar pasándolo horriblemente mal al ver en qué se ha convertido la tierra de la libertad, tengo que asumir que mi sueños han cambiado.
Ahora me duermo pensando que en Júpiter hay tormentas que duran siglos, que las estrellas que veo son las mismas que una vez vió un profeta de Galilea mientras se desangraba en una cruz, que en el cinturón de Kuiper una roca de hielo ha sufrido la combinación precisa de fuerzas que la hará seguir una trayectoria elíptica de cientos de años que terminará en una colisión inevitable con la Tierra, que en las cercanías de Sirio hay alguien que se pregunta qué sentido tiene el universo, y la vida, y la muerte...
Mientras, sueño con la utopía de comprender, con poder explicar el dónde, cómo y por qué, notando en mi interior la presión que provocan miles de historias que pugnan por salir. Historias hermosas y horribles, adornadas con humo de tabaco y aceitunas de Martini. Con mujeres negras que cantan con voz ronca mientras mi mano en tu cintura marca el compás de un baile que inventamos sobre la marcha.
Publicado por Poncho a las 00:22
sábado, mayo 01, 2004
Como casi siempre que se amenza, no fue para tanto. Ni la tormenta que auguraban los meteorólogos, ni el viento fuerte en la aproximación que nos dijo el comandante. Un vuelo muy tranquilo y un aterrizaje casi suave.
Mejor.
Salvo lo de la borrachera (aunque todo se andará), he cumplido el resto de tareas que me había marcado. Me siento extrañamente satisfecho. Tendré que apuntarlo.
Publicado por Poncho a las 11:17