martes, febrero 24, 2004

Resulta curioso lo fácilmente que asumimos ciertas cosas, simplemente porque nos han dicho que son de una forma determinada o que sucedieron de tal manera. Es sabido que cuanto más se repite una mentira, más cerca está de convertirse en realidad. Vivimos en un mundo en el que los rumores son convertidos en noticias de actualidad, y muchos de ellos crecen a lo largo del tiempo hasta tragarse, incluso, a las personas que son su objetivo.
Una de las mentiras históricas mejor establecidas y más elaboradas ha sido la del descubrimiento de América por Colón. Todo el mundo tiene más o menos asumido que mucho antes de que llegase Colón, ya lo habían hecho los navegantes escandinavos, incluso llegaron a establecer algunos pequeños poblados en Terranova. Parece ser que de vez en cuando aparecen pruebas arqueológicas de que esto fue así.
Sin embargo, lo que no resulta tan conocido, al menos hasta ahora, es una historia mucho más grande que en su momento fue acallada por los reinos y gobiernos que la conocían y que el tiempo se encargó de ocultar hasta nuestros días.
Esta historia dice que Colón no fue el primero en llegar a América, Magallanes no descubrió el estrecho que lleva su nombre, ni su expedición fue la primera en dar la vuelta al mundo y Cook no fue el descubridor de Australia y Nueva Zelanda. Estos grandes navegantes separados por el tiempo y unidos por su fama, comparten algo más que su popularidad. Todos ellos fueron guiados por unos mapas que otros grandes navegantes habían confeccionado muchos años antes.
Esta historia está contada en un libro titulado 1421 y escrito por Gavin Menzies, oficial retirado de la Royal Navy.

1421 fue el año en que la mayor flota que el mundo había conocido se hizo a la mar desde el imperio chino. Esta flota tenía órdenes del emperador Zhu Di de llegar a los confines del mundo buscando nuevas rutas de comercio y cartografiando las tierras más lejanas. El viaje duró dos años y tuvo un éxito mucho más allá de lo esperado. Pero cuando la flota volvió a China se encontró con que Zhu Di había perdido el control del imperio y se estaba llevando a cabo una destrucción sistemática de todos sus logros, incluidos los descubrimientos logrados por la flota...

Reconozco que la historia suena a timo, pero el autor del libro pone sobre el tapete cientos de pruebas de difícil refutación que sirven para apoyar su teoría. A pesar de que el libro no pasará a la historia como una joya estilística, es de fácil lectura y casi siempre entretenido. Un aspecto original, es que el libro es sólo una parte de un proyecto más amplio que está en evolución, incorporando nuevas pruebas que apoyan la teoría. Este proyecto puede ser seguido a través de la página web en 1421