Cenar solo es triste. Pero todavía lo es más, el no tener a nadie con quien desayunar.
Hoy he hablado por teléfono con p. Oir su vocecita por el auricular diciendo: "¿papi?, ¿papi?" me ha puesto un nudo en el estómago que todavía me dura.
Cada vez le veo menos sentido a vivir tal como lo hacemos. Nos hemos equivocado en algo al plantear el funcionamiento de esta sociedad y es demasiado tarde para rectificarlo.
¿Qué sentido tiene trabajar para sobrevivir renunciando a las cosas que son verdaderamente importantes?
¿En cuántos euros está valorada la sonrisa de una niña pequeña?
Le he comprado un regalo a mi suegra. Es un dedal para su colección, con la cara de la futura reina Letizia (a la cual odia). Me encantará ver su cara (la de mi suegra) cuando se lo dé. Estas son las cosas que hacemos los yernos.
¿Cómo podiamos vivir sin teléfono móvil?
Entre las monedas que me ha devuelto la máquina de café había una moneda de 10 céntimos de euro de Finlandia.
Hoy estoy cansado.
jueves, marzo 04, 2004
Publicado por Poncho a las 00:59