Ya que lo he mencionado en el post anterior, me gustaría hacerle un pequeño homenaje a mi equipo de música. Este equipo es una de las cosas que me acompañó cuando dejé el hogar materno y ha estado conmigo la friolera de 15 años. Ha sido testigo de gran parte de mi vida y hemos compartido muchos momentos.
Hace cinco años, el lector de CDs dejó de funcionar. Lo llevé a arreglar al servicio técnico. A él le cambiaron la lente, y a mi me cobraron 15000 pesetas de entonces. En aquel momento prometí, que si se volvía a estropear, sintiéndolo mucho me desharía de él.
Hace unos meses, volvió a suceder, y pensé en jubilarlo (el año pasado me regalaron un equipo más moderno), pero soy un sentimental, así que lo desmonté y le pegué a la lente un par de tiros de lubricante pulverizado. Ha vuelto a funcionar como el primer día.
Se que es viejo, antiguo y feo. Pero le tengo mucho cariño y se oye de maravilla. Espero que me dure otros quince años.
sábado, marzo 20, 2004
Publicado por Poncho a las 19:25