sábado, marzo 06, 2004

Siempre me ha gustado escuchar la radio. Recuerdo con cariño los programas que acompañaban mis horas de estudio, casi siempre por la noche. Mis favoritos eran aquellos que no tenían más que un locutor de agradable voz, cientos de discos, casi todos antiguos, casi todos románticos; y largos monólogos que hablaban de sentimientos compartidos por todos los escuchantes nocturnos. De vez en cuando recibían llamadas en las que seres noctámbulos contaban sus penas, casi todos eran insomnes, estudiantes, taxistas, camioneros, prostitutas, vigilantes...
¡Cuantas almas gemelas habré dejado pasar por no haber podido entrar en antena!
En una época en que todavía no sabía qué iba a hacer con mi vida, pensaba, que "cuando fuese mayor", me encantaría poder hacer uno de esos programas, en los que pondría la música que me gusta, contaría mis cuentos y hablaría con gente desconocida que sin embargo tendría mucho en común conmigo.
Todavía no he tenido la oportunidad de hablar por la radio, así que tengo que conformarme con hacer un programa escrito y off-line. Pero creedme, cada vez me gusta más. Porque el blogging me ha dado la oportunidad de encontrar otros "programas" que me gustan todavía más que el mío.